ARTROSIS
La artrosis es consecuencia del desgaste de los cartílagos articulares. que son los encargados de prevenir que las articulaciones de dolor en condiciones normales cuando una fuerza compresivas actúe sobre ellas.
Cuando los cartílagos se van desgastando, hay más contacto con el hueso subcondral y debido a la inervación de esta zona, produce sensación de dolor.
Este dolor es el síntoma más evidente de artrosis y conlleva habitualmente también falta de funcionalidad y pérdida de movilidad, lo que limita en gran medida la actividad diaria de los pacientes con artrosis (un 16% de la población mayor de 20 años).
Además de dolor y falta de movilidad, la artrosis puede provocar tumefacción, e incluso crujidos o falta de estabilidad.
Esta patología tiene un diagnóstico básicamente clínico, gracias a una buena exploración y debe complementarse con técnicas de diagnóstico por imagen para ver el alcance.
La artrosis puede tratarse de diferentes maneras:
– Se pueden mejorar los síntomas de manera conservadora (medicación, fisioterapia o infiltraciones).
– O bien se puede tratar mediante cirugía, sustituyendo el tejido desgastado por un material artificial que evite el contacto con el hueso subcondral y por lo tanto la sensación de dolor.
Esta valoración de tratamiento solemos hacerla de manera conjunta con el paciente, facilitando que entienda cuál es el problema, el grado de afectación y las posibles soluciones de tratamiento.