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La muñeca está compuesta por los dos huesos del antebrazo, el radio y el cúbito, y ocho huesos carpianos pequeños. Los huesos carpianos están dispuestos en dos filas en la base de la mano. El hueso escafoides es uno de estos huesos carpianos, del lado del pulgar, justo por sobre el radio.

El escafoides es uno de los elementos principales de la fila proximal del carpo, ya que mantiene un nexo de unión entre las filas proximales y distales del mismo. Así pues, las fracturas del escafoides pueden alterar la biomecánica intercarpiana y conducir a cambios degenerativos a largo plazo.

Las fracturas del escafoides representan un 70% de las fracturas de los huesos del carpo, de las que aproximadamente un 10% evolucionan a pseudoartrosis del escafoides. Sin embargo, dependiendo del trazo fractuario que presenten la incidencia aumenta hasta un 55%.

La clasificación actual de las fracturas y pseudoartrosis del escafoides se basa en los conceptos de estabilidad y viabilidad, datos indispensables para pronosticar la evolución de la fractura y su tratamiento.

Diagnóstico de la inestabilidad

En ocasiones en el contexto de las fracturas del escafoides las radiografías pueden proporcionar escasa o ninguna información a pesar de existir una fractura de escafoides comprobada posteriormente mediante otras técnicas. La dificultad del diagnóstico radica en la dificultad de visualizar la línea de fractura.

Clasificación de las fracturas del escafoides

Existen múltiples clasificaciones de las fracturas de escafoides. 

La clasificación actualmente más aceptada es la de Herbert, que combina la anatomía fractuaria con la estabilidad, dando una orientación de pronóstico de la fractura.

Fracturas estables del escafoides

Son aquellas que no varían la forma y el volumen del escafoides, manteniendo su geometría espacial. Son fracturas que aparecen incompletas, precisando tratamiento mínimo y normalmente tienen una consolidación rápida. Este grupo representa sólo el 8% de las fracturas del escafoides y comprende los siguientes tipos de fracturas: a) fracturas del tubérculo, en las que no siempre es necesaria la reducción o inmovilización, y b) fracturas incompletas del cuerpo del escafoides: el diagnóstico de las mismas puede ser difícil, pudiendo pasar inadvertida. Es importante realizar controles radiológicos periódicos durante el proceso de consolidación para descartar que en realidad se trate de una fractura inestable.

Fracturas inestables de escafoides

Son aquellas en las que en la radiología inicial se observa una fractura completa, afectándose ambas corticales. El desplazamiento es generalmente aceptado como un signo de inestabilidad, pero no aparece siempre. Estas fracturas están asociadas a una pérdida de la forma o volumen del escafoides. Estas fracturas son inestables porque alteran el equilibrio dinámico carpiano y no permite la coaptación fragmentaria.

Fracturas inestables de origen mixto

Se presentan principalmente en las lesiones de alta energía, especialmente en las luxaciones transescafoperilunares. Consisten en una inestabilidad de tipo mixta, existiendo una conminución fractuaria y rotura de las estructuras ligamentosas extrínsecas palmares radiolunares, radio-escafo-hueso grande y dorsal-radiopiramidal, verdaderos responsables de la coaptación de la primera fila del carpo.

Clasificación de las pseudoartrosis del escafoides

Sobre las características anatómicas y biomecánicas las pseudoartrosis del escafoides se pueden clasificar en estables e inestables al igual que las fracturas, pero a diferencia de éstas también habrá de valorarse el factor de viabilidad tanto vascular como articular.

Pseudoartrosis estables

Son aquellas lesiones antiguas del escafoides carpiano que no alteran la forma ni el volumen, siendo el riesgo de artrosis mínimo. Las pseudoartrosis estables de escafoides comprenden: a) retardos de consolidación o fracturas que no han consolidado a los 3 meses de tratamiento con yeso, y b) uniones fibrosas que no alteran la geometría espacial del escafoides y se presentan comúnmente después de un tratamiento conservador. Se observa en la línea de fractura imágenes quísticas.

Pseudoartrosis inestables

Existe una pérdida de masa ósea con cambio de la forma y volumen del escafoides, dando siempre lugar a un colapso carpiano y una evolución secundaria a artrosis. No debemos olvidar que estas lesiones van acompañadas de DISI y humpback deformity parecido a lo que sucede con la conminución fractuaria.

Asimismo también se ha de tener en cuenta los factores de viabilidad vascular y de viabilidad articular, factores importantes para decidir el tipo de tratamiento a realizar. La viabilidad vascular es un factor determinante para la consolidación de la fractura.

Tratamiento

El tratamiento a seguir dependerá de una suma de factores, que incluyen los siguientes:

  • la ubicación de la fractura en el hueso;
  • si los fragmentos del hueso están desplazados;
  • el tiempo transcurrido desde la fractura.

Tratamiento quirúrgico – osteosíntesis percutánea

Si la fractura de escafoides se produce a la altura de la cintura o del polo proximal, o si hay piezas del hueso desplazadas, el médico puede recomendar la cirugía, con el objetivo de realinear y estabilizar la fractura.

Reducción. El tratamiento quirúrgico más habitual es la osteosíntesis percutánea, una intervención ambulatoria. Se trata de una cirugía con un mínimo abordaje quirúrgico a través de pequeñas incisiones en la piel o incluso de punciones (abordaje percutáneo). Se realizan intervenciones óseas o de partes blandas guiadas a través de medios de diagnóstico por la imagen como la radiología o el ecógrafo.