1) ¿Qué se considera una fractura de mano?
Las fracturas de los huesos de la mano se producen tras sufrir un traumatismo sobre uno de los huesos que componen la mano (dedos, carpo y muñeca).
2) ¿Qué tipos hay?
Las fracturas en los dedos (falanges y metacarpianos).
Las fracturas de los huesos del carpo (escafoides, semilunar, hueso grande, piramidal, pisiforme, trapecio y trapezoide).
Y por último, las fracturas de la muñeca, que afectan al extremo distal del radio y el cubito.
3) ¿Cuál es el tratamiento adecuado?
En la mayoría de los casos, estas fracturas pueden tratarse mediante yeso. En ocasiones, no obstante, en función del grado de desplazamiento, la afectación de una superficie articular, etc. puede precisarse cirugía.
4) ¿Es necesaria siempre la cirugía?
En la actualidad, gracias a los avances tecnológicos, disponemos de las opciones de cirugía mínimamente invasiva (artroscopia, estabilización percutánea…). Esto nos permite una correcta estabilización de la factura (osteosíntesis) y somos capaces de disminuir el tiempo de recuperación logrando una incorporación a la vida (laboral, deportiva, etc.) en un corto plazo.
5) ¿Qué consecuencias puede conllevar, si no se trata correctamente y a tiempo?
Dada la especificidad en la funcionalidad de la mano, una mala corrección de una fractura puede conllevar la pérdida de precisión al realizar movimientos finos (escribir, tocar un instrumento, realizar manualidades) o incluso molestias en actividades deportivas en disciplinas como tenis, padel o baloncesto. No hemos de olvidar que una mala corrección articular conllevará en un futuro relativamente corto a la artrosis (destrucción de la superficie articular) ocasionando dolor crónico y pérdida de movilidad.
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