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Con la colaboración de Marta Mayol, nuestra fisioterapeuta experta en mano.

La escalada deportiva es una de las disciplinas que más esfuerzo demanda a los dedos de la mano. Es por eso que puede conllevar una mayor aparición de patologías en esta zona: desde lesiones de tejidos blandos, tendinosas (sobre todo en los flexores), tenosinovitis, contracturas, síndrome del túnel del carpo, hasta otras lesiones generalmente debidas a causas traumáticas, como las roturas de poleas, lesiones de ligamentos, luxaciones articulares o roturas tendinosas.

En la consulta vemos un gran porcentaje de lesiones en escaladores, tanto en rocódromo como en roca por sobrecargas, secuelas permanentes o falta de un tratamiento precoz. Pero una de las más habituales es la lesión de las poleas.

¿Qué son las poleas?

Los tendones están cubiertos por unas vainas, que tienen dos funciones principales: nutren y lubrican los tendones, facilitando su movimiento.

Asimismo, los tendones pasan por unas estructuras en forma de anillo conocidas como poleas, que se distribuyen a lo largo del tendón. Su función es mantener los tendones sujetos a los huesos de los dedos. La rotura de una de estas poleas produce una cuerda de arco y dificulta la flexo-extensión del dedo.

Los tendones que flexionan los dedos no suelen lesionarse escalando. Sin embargo, sus poleas sufren mucho estrés y son las estructuras más dañadas de la mano entre los escaladores.

El sistema de poleas

La rotura o el desgarro de las poleas son lesiones del mundo de la escalada. No suelen darse fuera de éste.

El sistema de poleas de cada dedo está formado por:

  • 5 poleas anulares (A1-A5) que trabajan próximas a su límite durante la escalada. La A2 es la más importante y la que suele sufrir más lesiones. Las lesiones pueden ser roturas parciales, roturas completas de una única polea o de varias.
  • 3 poleas cruciformes (C1-C3). Aunque son más débiles, no suelen lesionarse tanto.

¿Por qué se lesionan las poleas?

Los tipos de agarre más empleados en escalada deportiva son el agarre en regleta y el agarre en canto. En el agarre en regleta, se describen tres formas de agarre; cierre, arqueo o “crimp” y extensión o “slope”.

El agarre en regleta tipo arqueo o “crimp” (con el pulgar por encima) es el más lesivo para las poleas. El motivo es que la interfalángica distal se hiperextiende y la proximal se flexiona más de 90º, concentrando la carga en la polea A2. En este agarre, la fuerza ejercida por el flexor digital profundo es mayor al flexor digital superficial.

Por su parte, en el agarre en canto, la interfalángica proximal y distal se flexionan y el peso se distribuye homogéneamente entre todas las poleas.

Agarre en canto

Si comparamos estas dos presas, la fuerza en el agarre en regleta siempre es mayor que en el agarre en canto 1,2,3. En estos agarres, los tendones flexores de los dedos ejercen fuerzas de tracción que ascienden a 287 N en la polea A2 y 226 N en la polea A4 en la posición de regleta. Estos niveles de fuerza son más altos que las capacidades teóricas de estos músculos (alrededor de 150 N).

El uso repetitivo de un agarre estresante, una carga excesiva repentina por resbalar un pie o, simplemente, superar la carga que tus poleas puedan soportar, son situaciones potencialmente peligrosas.

Aunque el agarre en extensión es generalmente más seguro, has de andar con ojo cuando se reduce la cantidad de dedos participantes (tridedo, bidedo o monodedo).

En los estudios biomecánicos en los que se evalúa la carga hasta el fallo en las posiciones de agarre de escalada en roca, la polea A4 generalmente falla primero seguido de la polea A2.

Otras presas que aumentan el riesgo de lesión son los agarres especiales como el agarre mono-bidedos, lateral o en pinza, que se usan para progresar en las grietas y agujeros en los que además de la fuerza específica de dedos se pide la torsión de los dedos para permitir un agarre seguro, con el inconveniente de una mayor sobrecarga del mecanismo de polea y sistema ligamentoso.

Diagnóstico y tratamiento de las lesiones de las poleas

Debido a lo poco habitual de estas lesiones entre la sociedad no escaladora, lo mejor será visitar a un traumatólogo especialista en mano. Un tratamiento precoz adecuado es fundamental en roturas, especialmente parciales.

Las ecografías en consulta nos permiten diagnosticar de manera precoz las lesiones en las poleas o la inflamación de la vaina. Así se podrá evaluar si se precisa una cirugía o es suficiente un tratamiento menos agresivo. En ocasiones, también puede ser útil recurrir a una Resonancia Magnética Nuclear (RMN).

Tenosinovitis

La tenosinovitis es la inflamación del revestimiento de la vaina que rodea al tendón. Es causada por una excesiva fricción e impacto. El resultado es una producción excesiva de líquido sinovial.

La hinchazón y el dolor se producen en la sección del dedo próxima a la mano. Las zonas más afectadas dependerán del uso que se le dé al dedo afectado. De nuevo, el agarre en arqueo producirá dolor al recaer la fricción sobre las poleas A2 y A3.

La causa puede ser repentina, por una presa lesiva. También puede deberse a un aumento demasiado brusco de la carga del entrenamiento. Incluso la cicatriz de un polea mal curada puede ser un motivo.

Si la aparición es repentina, los antiinflamatorios pueden estar justificados los primeros días, junto al protocolo POLICE: protección de la zona, carga óptima cuando sea conveniente, hielo, compresión y elevación (Protection, Optimal Load, Ice, Compresion, Elevation).

Rotura parcial de las poleas

No se debe menospreciar cualquier signo de dolor en los dedos. El dolor puede aparecer de manera gradual. Esto agravará la situación ya que, aunque el tejido esté dañado, el escalador seguirá escalando de manera habitual por desconocimiento del daño. Suele doler en la cara inferior del dedo, sobre la zona dañada. Por lo tanto, es sencillo localizar la polea dañada por medio de la palpación.

La inflamación es un buen indicador del estado de la lesión. Otra prueba es el dolor al utilizar el agarre en regleta con arqueo. Sin embargo, el agarre en regleta no debería causar dolor. Si duele puede deberse al tendón flexor dañado.

Tratamiento de una rotura parcial de las poleas

En el caso de una rotura parcial, la escalada con el agarre en extensión podrá continuar, siendo consciente de la lesión y de la intensidad que aplicaremos.

Una manera de asegurarte que no flexionas hasta el máximo la articulación PIP es utilizar un tape en 8 o en H y así, ayudar a proteger la polea.

Lo normal es que tras el calentamiento disminuya ligeramente la hinchazón. Una vez empieces a escalar, si notas que la inflamación aumenta es señal de que debes parar. Una ligera hinchazón tras la sesión es aceptable. Pero sí la inflamación dura días, significa que en esa sesión te has pasado con la intensidad o el volumen. También se recomienda no hacer muchas veces la misma vía para no forzar demasiado las mismas estructuras, así como realizar vías donde no haya muchas regletas ni agarres pequeños.

La duración de la lesión dependerá del daño causado y de cómo actúes. Lo normal suele ser un trimestre, aunque puede llegar a prolongarse hasta seis meses. Si el daño es en las poleas A3 o A4 curará más rápido que si la dañada es la A2.

Estos tratamientos pueden realizarse de forma accesoria a la escalada terapeútica, ya que cuentan con cierta evidencia:

  • Estiramientos del dedo dañado. Ayudar a disminuir la adhesión del tejido cicatrizante, a la vez que aumenta el aporte de nutrientes a la zona.
  • Inmersión de la mano en agua fría. Aunque la evidencia científica de la utilidad es limitada, al menos sirve como analgésico.
  • El masaje de fricción transversa profunda puede ayudar sobre tejidos en proceso de cicatrización. Al realizarse sobre las vainas de los dedos, la tensión de los tendones en el momento del masaje debe ser moderada. Es decir, no estires completamente el dedo mientras lo masajeas.

Roturas totales individuales o múltiples

En el caso de la rotura total de las poleas es probable que escuches un chasquido bastante pronunciado. Acto seguido el dedo comenzará a hincharse a la vez que pierde su capacidad de movimiento. Deberás acudir a un médico especialista cuanto antes.

La mayoría de las lesiones de polea aislada se pueden tratar con éxito de forma conservadora. Este tratamiento consiste en una inmovilización de 10-14 días con férula palmar (articulación metacarpofalángica en flexión e interfalángicas en extensión o leve flexión) y fisioterapia temprana en la que se incluyen ejercicios de ganancia de rango de movimiento que inicialmente se harán con la férula. Una vez estos resultan indoloros, entre la semana 6 y 8, se puede iniciar el entrenamiento isométrico en tabla de presas con protección de la polea, usando taping en 8 o en H. Tras esta progresión, a los 3-6 meses, se puede iniciar paulatinamente un regreso a la escalada siempre y cuando los agarres se realicen sin dolor. 4,5.

Luego empieza el tratamiento terapéutico. Será sobre cuatro semanas de ejercicios de movilidad con mínimas cargas en casa. La vuelta a la escalada será progresiva, llevando al menos tres meses.

Si es la rotura es múltiple, seguramente haya que realizar una cirugía. También es posible que toque pasar por quirófano si la cicatriz de una polea que rompió roza con el tendón flexor, causando sinovitis. Tras la operación, se recomienda comenzar con ejercicios de movilidad pasiva.

¿Cómo prevenir las lesiones de poleas?

Aquí van algunos consejos para prevenir la lesión de tus poleas:

  • Alterna el tipo de agarre. Varía de sectores y de tipo de roca. No repitas demasiadas veces los movimientos de un bloque o una vía.
  • No aprietes las presas en exceso. Aprende a escalar con la mínima fuerza necesaria y ayúdate de una buena técnica de pies.
  • Usa el agarre en arqueo solo cuando sea inevitable y prioriza el agarre en extensión.
  • Usa herramientas de entrenamiento adecuadas a tu nivel.
  • Cuando se te resbale un pie, suelta la presa y déjate caer. Es difícil pero también es lo más seguro.
  • No varíes la posición de tus dedos sobre la presa mientras estás arqueando.
  • Haz siempre un calentamiento adecuado, incluso entre escaladas.
  • Entrena tus dedos de manera habitual, por ejemplo con suspensiones.
  • Programa periodos de descarga. Una semana cada mes permitirá a tu cuerpo asimilar la carga.

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