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La lesión del ligamento colateral cubital es la más frecuente en la extremidad superior de los esquiadores.

Hace algunas semanas se inició la temporada de esquí y hoy es una buena ocasión para conocer más sobre las lesiones más frecuentes que puede acarrear esta práctica deportiva.

El principal riesgo del esquí son las caídas. Por simples que sean estas caídas, un mal gesto al caer, o apoyar con el peso en el pulgar abierto, puede conllevar una de las lesiones más habituales entre los esquiadores, conocida como “el pulgar del esquiador” o “del guardabosques”. El término de “lesión de guardabosques” se otorgaba originariamente ya que era una lesión habitual en esta profesión. El golpe que daban en el cuello a los conejos les dañaba el ligamento colateral cubital y la articulación del primer dedo, desencadenando un edema junto a una inestabilidad crónica.

Hoy en día, la lesión del pulgar del esquiador es la lesión más frecuente de la extremidad superior en el esquí, representando más del 60% de las lesiones de la mano en esquiadores y un 17% del total de las lesiones en el esquí.

¿En qué consiste esta lesión?

La lesión del pulgar del esquiador es una rotura del Ligamento Colateral Cubital de la articulación metacarpo-falángica. Este ligamento se encuentra en la parte interna de la base del pulgar y su función es esencial a la hora de hacer la pinza del pulgar con el índice, hace que este primer dedo sea estable e impide que se abra. Es decir, que es un ligamento esencial para múltiples funciones, como escribir, coger un tenedor o conducir.

En una caída, cuando apoyamos la palma de la mano con el bastón de esquí, el pulgar se fuerza hacia fuera y hacia atrás y se rompe el ligamento en su inserción con la falange. El esquiador suele notar un chasquido acompañado de dolor agudo e inflamación. El uso de bastones sin correas puede hacer que, si somos capaces de soltarlos durante la caída, disminuya ligeramente el riesgo de la lesión.

¿Cuáles son los síntomas?

En primer lugar, el esquiador notará un dolor moderado y tumefacción en la base del pulgar. Incluso puede aparecer un hematoma, lo que nos puede hacer confundirlo con un esguince. Este dolor puede durar un par de semanas. Posteriormente, el problema es más de dificultad funcional, sin producir tanto dolor a la persona. Sobre todo, el deportista se encuentra con que no puede hacer la pinza del pulgar y el índice.

¿Cómo se trata?

Mediante radiografía, y en función del grado de la lesión, el traumatólogo determinará si hay roturas parciales, que no requieren cirugía y pueden ser tratatadas con inmovilización, o totales, que sí precisan cirugía.

Por lo tanto, un esguince o rotura parcial del ligamento colateral cubital del pulgar se solucionará mediante una ortesis e inmovilización de 7 a 10 días en caso de ser leve, y de 2 a 3 semanas en caso de rotura parcial.

Si la rotura es grave, el tratamiento es quirúrgico, y el traumatólogo reinsertará el ligamento en la cara interna de la base de la primera falange del pulgar, junto con una férula de yeso durante la primera semana post-cirugía. En las 4-6 semanas posteriores, el pulgar estará inmovilizado, aunque el esquiador podrá retirar la férula unas 3 veces diarias para realizar ejercicios y movimientos suaves.

Es importante tratar esta lesión a tiempo ya que el ligamento colateral cubital nos permite realizar muchos gestos cotidianos. Si no la tratamos, puede generar una incapacidad completa para dichas actividades. Los resultados de la cirugía del ligamento colateral cubital son muy satisfactorios y la mayoría de los pacientes recuperan la estabilidad del dedo y una buena función en la mayoría de los casos.